Cuando en 1859, el naturista Charles Darwin, en su libro, "El Origen de las Especies", planteó la idea de la evolución biológica, es decir la supervivencia del más apto, jamás pensó que esa evolución tomaría el curso que tomó con mi nacimiento.
La evolución humana no se hizo esperar, mis manos se ven manchadas de sangre, mis pensamientos son turbios, y mi propia existencia... no se las podría explicar. Solo algo es seguro acerca de mi maldita existencia: somos lo que somos y no lo podemos cambiar.
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